Geografía de la Salud

Lo que mata al gusano dañaa  al ser humano

Por Ana María Liberali


Existen diferentes usos de biocidas por parte de diferentes sectores de la población, en especial se registra un alto consumo en zonas rurales con el fin de disminuir los riesgos de plagas en cosechas y de insectos que atacan al ganado.
Por un parte, los patronos de los campos pretenden aumentar los rendimientos sin importar demasiado lo que ocurra ni con los trabajadores ni con los futuros consumidores de los productos agropecuarios, que cada vez llevan mayor carga de agroquímicos no permitidos (por lo menos en otros países).
Cuando se realizan fumigaciones en forma aérea es evidente que la destrucción es al unísono a nivel humano y del ecosistema, en especial de la avifauna. Es un caso interesante el de la zona de Balcarce (valle de cultivos entre Tandil y Mar del Plata) donde prácticamente ya no existen aves por envenenamiento directo y por falta de alimento (insectos).
Es decir que las áreas rurales tienen grados de contaminación aérea y por acuíferos muy elevados. En el norte de nuestro país esta situación se agrava por las condiciones climáticas que favorecen la reproducción de insectos y reptiles, aumentando todos los riesgos expuestos.
En las áreas urbanas de sectores socio-económicos medios y altos, además de contratarse empresas fumigadoras que contribuyen a destruir una cadena mayor que la requerida por los propios clientes, se ha difundido en forma masiva la venta de insecticidas en forma descomunal.
Las góndolas de los supermercados mezclan biocidas con alimentos y se usan en forma de aerosol, sin ningún tipo de control cantidades excesivas de elementos altamente contaminantes: cucarachicidas, piojicidas, raticidas, que en muchos casos conservan prolongado efecto residual con afecciones de diversa índole para la salud humana.
Este es un hecho que por seguir la ley de la oferta y la demanda en el mercado no se pone en conocimiento de la población el alto riesgo que todo esto conlleva.
Encuestas y difusión en los niveles elementales de enseñanza, tal vez sean las formas de actuar más efectivas, por lo menos a mediano plazo. La desinformación acarrea uno de los mayores riesgos.


Rutas de veneno

Banquinas de rutas y otras zonas próximas a las vías de comunicación cuentan con altas concentraciones de biocidas que fueron utilizados para desmalezar las áreas próximas.
Por otra parte, en toda área de tránsito se pierde gran parte de la carga que en muchos casos es altamente riesgosa.
Este es otro espacio geográfico, el de la circulación, digno de ser estudiado pormenorizadamente. También los niveles de contaminación por smog o por pérdidas de combustible agravan la situación.
Los puertos constituyen áreas de alta contaminación en las aguas y los aeropuertos, por contaminación sonora.


Los insectos están vacunados

En muchos casos, los insectos y roedores requieren cada vez dosis mayores de “venenos” debido a tener más resistencia. Esto trajo aparejado presencia de DDT en leche y carne vacuna.
Tomándolo sólo desde el punto de vista economicista, resultó una deseconomía: sobre todo cuando algunos embarques fueron rechazados debido a que los análisis químicos realizados por los países receptores denunciaban la sobredosis de los plaguicidas.
El ganado también puede contaminarse por concentración de químicos en alfalfares, además de absorber los organoclorados y organofosforados que se disuelven en las aguadas.
Si bien en este caso la región pampeana se destaca por el mayor consumo del país, el norte le sigue en importancia no quedando exenta la región patagónica donde se baña al ganado ovino con productos de alto riesgo, tirando los residuos en los ríos que llegan al mar, receptáculo de todos los desechos continentales.


Los picaflores modernos

Tal cual lo que ocurre con la ganadería, se trata aquí de evitar al máximo todo tipo de plaga al costo que sea. En este caso todo el país está altamente afectado y muy especialmente lo que responde a agricultura de tipo intensivo acompañada de alta temperatura y humedad.
Existen trabajos sobre los químicos perjudiciales que flotan en las aguas del río Negro y que son producto de los agroquímicos utilizados en las chacras.
Otro caso de importancia es la cantidad utilizada en los viveros, en especial para la producción de flores de exportación
Son innumerables los casos de Argentina que se podrían mencionar a este nivel. En el norte de nuestro país las cosechas del algodón, de tabaco, la quema de los cañaverales, etc. son casos de contaminación socio-ambiental.
Los estudios deben ser específicos de cada área debido a que a cada cultivo corresponde su enemigo natural y su plaguicida.
Los “visitadores” de las empresas de ventas de productos químicos lejos de asesorar pretenden aumentar las ventas, ya que sus ingresos dependerán, en gran medida, de recibir una “comisión” proporcional. Esto se ha sumado a agrónomos pertenecientes o no a organismos oficiales, quienes, debido a la anemia de sus ingresos, se suman a ser meros comerciantes que recetan agroquímicos al mejor postor.


Artículo publicado en el Semanario "Noticias y Protagonistas". Mar del Plata, 26 de setiembre de 1999.


Niños y Mujeres en alto riesgo...


Lic. Ana María Liberali
Centro de Estudios Alxander von Humboldt


El Noreste Argentino, región que comprende las provincias del Chaco, Formosa, Corrientes y Misiones, cuenta con los mayores registros de mortalidad infantil y de mortalidad femenina temprana de todo el país.
Dichos valores de mortalidad femenina tienen su origen tanto como muerte por parto como por cáncer de cervix (útero).
Sin duda, las altas tasas de fecundidad de la región -también las más altas del país-, agravan la situación en términos absolutos, pero evidentemente, las causas tienen su origen en las condiciones socio-económicas en que se encuentran
Un alto porcentaje de población se dedica a tareas primarias, es decir, actividades agropecuarias estacionales o extractivas mal remuneradas y con deficientes condiciones de trabajo.
Un claro ejemplo es el caso de la zafra algodonera, donde existe una alta participación femenina, lo que aumenta los riesgos por tratarse de población más débil en un clima subtropical, con reptiles venenosos e insectos en un ámbito de trabajo extremadamente desfavorable.
Por tener una economía básicamente primaria (agropecuaria y forestal) o ficticiamente terciarizada -más de 100 empleados públicos cada 1000 habitantes en Formosa y muy alta participación de vendedores ambulantes en todas-, son las provincias de menor relación PBI (producto bruto interno) per cápita, lo que se presenta ya en forma estructural.
Otra de las características de las actividades rurales de esta región del país, es su carácter estacional, lo que determina un alto porcentaje de trabajadores golondrinas.
Estos desplazamientos temporarios del sector masculino, dan origen a uniones poco estables, que en la zona se conocen como “estar acompañado”, indicando una unión informal sumamente temporaria o estacional. En estas condiciones el virus de papiloma, cuya trasmisión se asocia con las parejas múltiples y bajos niveles de educación sexual, genera la mayor proporción de cáncer de útero de todo el país.
Esa población rural, amén de la escasez de médicos por habitante y una concentración espacial de los centros sanitarios en las áreas urbanas, no cuenta con fácil accesibilidad, la cual no debe medirse únicamente respecto de la distribución sino del poder adquisitivo y/o de las dificultades de desplazamiento debidas a la falta de vías de comunicación y frecuencia de medios de locomoción.
Esto es lo que determina que gran cantidad de nacimientos ocurran sin la atención médica necesaria e incluso, en muchas ocasiones, sin siquiera la ayuda de una comadrona. Ante una mínima complicación, solucionable en cualquier centro asistencial, mueren madre e hijo.
Las características de las viviendas –precarias y muchas de ellas sin servicios-, son una consecuencia lógica de la débil inserción laboral de sus habitantes y, desde ya, un contexto de riesgo, en especial para la población de menor edad.
Justamente las principales causas de mortalidad infantil, además de la ya mencionada durante o post parto, son productos de deshidratación por elevadas temperaturas, trasmisión rápida de bacterias, picaduras de insectos, falta de información e imposibilidad real de controlar la calidad de las aguas por el alto costo que significa hervirlas.
Las campañas sanitarias no suelen contemplar las dificultades de llevar a cabo los consejos que brindan a las poblaciones afectadas. Muchas veces las mujeres no cumplen con las recomendaciones dadas por los medios o por profesionales debido a sus limitaciones económicas extremas, lo que suele ser absolutamente desconocido por quienes pretenden ayudarlas.
Por otra parte, la atención médica suele no ser efectiva, por estar en manos privadas o por estar privados los médicos de conocimientos adecuados para detectar enfermedades regionales y poder combatirlas.
Esta deficiencia es la causa de la desconfianza en los médicos, aún para aquellas dolencias que son capaces de solucionar, por lo cual se recurre con mayor asiduidad a los curanderos, quienes, además, no generan costos.
 Lejos están en estas provincias de solucionar estos problemas. Las inundaciones, sin duda, han agravado la situación, pero no son la causa de los problemas sino las políticas implementadas desde mucho tiempo atrás.
Los fenómenos naturales son predecibles en términos generales, no habiéndose realizado las obras de infraestructura necesarias para controlar sus efectos ni contemplado las necesidades de la población con mayores carencias.
El proceso de urbanización que se viene manifestando es sólo un intento de escape del ámbito rural donde la pobreza y la desocupación avanzan más rápidamente, produciéndose un cinturón de marginalidad en las principales ciudades de la región: Resistencia, Formosa, Corrientes y Posadas.
Años atrás, Rosario y Buenos Aires atraían a gran parte de estos migrantes en las principales industrias, pero en la actualidad la carencia de empleos no da oportunidades a estos argentinos desamparados.


Buenos Aires
6 de marzo de 2003
Inédito

 

 AGROQUÍMICOS EN LA CUENCA DEL PLATA


Lic. Ana María Liberali*


El Sistema Cuenca

Es de destacar la importancia que tiene en el análisis de los estudios acerca de la cantidad y calidad de las aguas, el abordaje desde el sistema cuenca. Con esto nos queremos referir a que cualquiera sea el fenómeno que suceda en una cuenca, en especial en su parte superior, el impacto se manifestará en toda el área.
Es así como, represas que regulan las inundaciones o generan posibilidades de aprovechamiento energético o de regadío en un sector, pueden impedir la posibilidad de utilización esencial en las áreas inferiores, es decir, que estaríamos en este caso frente a un ejemplo de sequía o desertificación producida por mal manejo como sistema.
En otro orden de cosas, lo mismo podremos afirmar con respecto a la calidad. Todo desecho que se vuelque a un afluente de un río principal, generará inconvenientes en la utilización de las aguas a lo largo de todos los cursos, e inclusive en las aguas subterráneas.
Existen diferentes usos de biocidas por parte de diferentes sectores de la población, en especial se registra un alto consumo en zonas rurales con el fin de disminuir los riesgos de plagas en cosechas y de insectos que atacan al ganado.
Por su parte, los patronos de los campos pretenden aumentar los rendimientos sin importar demasiado lo que ocurra ni con los trabajadores ni con los futuros consumidores de los productos agropecuarios, pero cada vez llevan mayor carga de agroquímicos no permitidos (por lo menos en otros países). Es decir que las áreas rurales tienen grados de contaminación aérea y por acuíferos muy elevados.


El Nordeste de Argentina

En el nordeste de nuestro país esta situación se agrava por las condiciones climáticas que favorecen la reproducción de insectos y reptiles, aumentando todos los riesgos expuestos.
Este es un hecho que por seguir la ley de la oferta y la demanda en el mercado no se pone en conocimiento de la población el alto riesgo que todo esto conlleva.
Encuestas y difusión en los niveles elementales de enseñanza, tal vez sean las formas de actuar más efectivas, por lo menos a mediano plazo. La desinformación acarrea uno de los mayores riesgos.
Son innumerables los casos de Argentina que se podrían mencionar a este nivel. Las cosechas de algodón, de tabaco, son casos de contaminación socio-ambiental.
Los estudios deben ser específicos de cada área debido a que a cada cultivo corresponde su enemigo natural y su plaguicida.
De todos modos, en este sector de la cuenca del Plata, se reciben además los agroquímicos y desechos industriales utilizados en el sector brasileño del río Paraná.

El caso del río Salado de la Provincia de Buenos Aires

El río Salado de la Provincia de Buenos Aires se caracteriza por su régimen de alimentación por aguas subterráneas. Esto, sumado a particularidades de las precipitaciones y de la permeabilidad de los suelos, da origen a tierras anegadas de permanencia prolongada.
La cuenca posee una superficie total de aproximadamente 9.000.000 de ha, de las cuales se anegan anualmente más de 1.800.000 ha y durante crecidas extraordinarias, alrededor de 3.600.000 ha. Otra característica es la conexión entre el Sistema de las Encadenadas, las Lagunas del Oeste de la provincia de Buenos Aires y el Salado, pero que por cuestiones de pendiente atlántica depositan sus aguas, a través de ríos subterráneos en la zona central de la Cuenca en forma de vasos comunicantes.
        Por tratarse de una zona agropecuaria, es altamente frecuente la utilización de plaguicidas para mejorar el rendimiento de cultivos y ganado. Durante el período de inundación estos agroquímicos se expanden por los suelos y posteriormente se infiltran en las napas, siendo fuente de consumo de la población, en especial de la rural, que llega a los niveles máximos de mortalidad de la provincia de Buenos Aires.
Si bien la contaminación de las aguas y los suelos, en toda zona agropecuaria, se produce por abonos, materia fecal y plaguicidas, en la cuenca del Salado las consecuencias se extienden a una superficie ampliada vertical (aguas subterráneas) y horizontalmente (inundaciones) debido a las características de su régimen.
Súmese a esto que, a partir de informantes claves se pudo disponer de datos acerca de utilización de organoclorados y organofosforados, muchos de ellos de alto riesgo ambiental y social. Ante la tendencia generalizada de resistencia al plaguicida, la actitud consiste en su sobreutilización, lo cual complica la situación.
Entre los organoclorados utilizados, los más peligrosos son: el dieldrin, aldrin y DDT, con el objeto de actuar como antisárnicos, piojicidas, hormiguicidas, raticidas y vizcachicidas, tanto para la protección de bovinos como de ovinos.
Por otra parte, los organofosforados cuya utilización es de mayor riesgo son: el fosfuro de aluminio y el parathion, que se emplean también como antisárnico y vizcachicida, para lograr una mejor producción de vacas y animales pequeños, como de cereales, en especial de trigo.
En base a lo observado, puede afirmarse que las fumigaciones se realizan tanto por aspersión como por inmersión sumando, además, el desplazamiento de los envases que en muchos casos son lanzados al río.
Téngase en cuenta que los organoclorados se caracterizan por su descomposición lenta, razón por la cual se los ha llegado a encontrar en aguas antárticas. Se acumulan en los suelos, en las aguas subterráneas y en las cadenas alimentarias.
Contrariamente, los organofosforados se descomponen rápidamente, generando toxicidad aguda. También se acumulan en aguas de pozo y en las escorrentías en general.
En el caso del Salado, el río actúa como agente de traslado de plaguicidas y de otros elementos contaminantes.
Esta circunstancia, además, altera los suelos desertificándolos y destruye la fauna, en especial, la ictícola.
Respecto de los suelos, al depositarse por tiempos prolongados (meses o años de efecto residual), afectan al forraje, pudiéndose encontrar plaguicidas en carne y leche.


Efectos sobre la población

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), los organoclorados están altamente vinculados con la generación de cáncer de mama, con la disminución de esperma y con alteraciones en el sistema nervioso central; mientras que los organofosforados son causantes de depresiones y muerte rápida por intoxicación.
Tengamos en cuenta que si bien la población total de la Cuenca es de 1.743.868 hab. la población rural es la más expuesta a las consecuencias del medio.
Aunque en porcentajes, la población rural de la provincia de Buenos Aires sea baja, en números absolutos no es para nada despreciable. Sólo en la cuenca del Salado asciende a 122.718.
Sin duda la marginalidad juega en contra de la expectativa de vida de la población rural. Existe en la zona un alto porcentaje de viviendas sin agua ni cloacas, como también con elevados niveles de analfabetismo.
La población sin agua ni cloacas utiliza las aguas de pozo para el consumo doméstico pudiendo éstas estar altamente contaminadas.
Por otra parte, quienes trabajan con plaguicidas y carecen de alfabetización no pueden tomar en cuenta las indicaciones y precauciones escritas en los envases.
Desde ya que los más afectados serán los niños incorporados a actividades rurales; los trabajadores del agro en general; sus familiares, embarazadas y niños de corta edad (se ha encontrado DDT en leche materna) y quienes se encargan de realizar las tareas de fumigación.
A partir de todas las variables analizadas hemos llegado a la conclusión de que las áreas de mayor riesgo humano dentro de la Cuenca, serían los partidos de Bolívar, Cnel. Brandsen, Chascomús, Daireaux, Dolores, Gral. Belgrano, Gral. Lamadrid, Gral. Lavalle, Gral. Paz, Gral. Pinto, Hipólito Yrigoyen, Lincoln, Lobos, Monte, Navarro, Olavarría, Pehuajó, Pila, San Vicente, Tapalqué y Tordillo. Esta área es coincidente con las zonas sanitarias números XI y IX, estando en segundo lugar la III y la X. Estas zonas sanitarias son las que se encuentran en la baja cuenca del Salado y en la media, respectivamente. Es decir que el área circundante con la desembocadura en la bahía de Samborombón y las relacionadas con las lagunas encadenadas son las que ofrecen peores condiciones para la población.
Para corroborar o bien profundizar este análisis se debería contar con una discriminada información sobre causas de muerte, como también sobre control de aguas por parte de las oficinas bromatológicas correspondientes a los partidos más afectados.


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* Ana María Liberali
Licenciada en Geografía – UBA
Especialista en Ecología y Salud Ambiental – Organización Panamericana de la Salud. Docente de Grado y Postgrado e Investigadora de las universidades de Buenos Aires y Nacional de Mar del Plata. Ha dictado cursos y conferencias en universidades de Argentina, Chile, México y Francia. Ha presentado ponencias en congresos internacionales y tiene publicaciones en el país y en el exterior.
Es representante por Argentina ante la Unión Geográfica de América Latina. Es Vicepresidente del Centro Humboldt.


Publicado en “2003 Año Internacional del Agua Dulce” Comité de Enlace Pro Naciones Unidas de Organizaciones No Gubernamentales Argentinas. Documento de Divulgación AñoI, Nro 1, 2004. Buenos Aires – República Argentina; pp. 75/80.
                            







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