jueves, 16 de julio de 2015

20 años: 1995

 
A principios de la década del `90, en la Argentina se había iniciado una reforma educativa que había dado lugar a la promulgación de la denominada Ley Federal de Educación en abril de 1993, que, entre otras tantas cuestiones, modificaba radicalmente no sólo las formas sino también los contenidos de varias asignaturas dictadas en la escuela secundaria.
En el caso de la Geografía, se la había dividido en dos grandes áreas. Los aspectos físicos, absolutamente disminuidos, pasaron a formar parte del bloque de las Ciencias Naturales; y los temas socioeconómicos, habían sido incluidos en una asignatura mayor, denominada Ciencias Sociales, donde también quedaban insertos contenidos de Historia y de Educación Cívica.
La comunidad geográfica universitaria se encontraba dividida al respecto. Algunos geógrafos aceptaron la propuesta y contribuyeron tanto a la elaboración de los nuevos textos como al dictado de los cursos de actualización destinados a los docentes de las escuelas. Mientras que otros, se negaban a la mutilación de una disciplina tan rica y esencialmente integradora como lo es la Geografía.
Sin embargo, tanto por parte de unos como de otros, existía un desconocimiento absoluto acerca de la postura de los profesores secundarios, quienes día a día formaban a los adolescentes que no necesariamente continuarían con estudios superiores, siendo entonces la única oportunidad para que tuvieran una visión geográfica general del mundo, y específica de la Argentina.
Entre el 17 y el 20 de mayo de 1995 se realizó en Villa Carlos Paz, provincia de Córdoba, el Encuentro Nacional de Profesores de Geografía, que tenía lugar todos los años en diferentes puntos del país, donde concurrieron gran cantidad de docentes de escuelas secundarias de todas las jurisdicciones. Y en esa oportunidad, quienes estaban a la cabeza de la organización eran los profesores Raúl Mercado y Claudio Caneto, quienes no estaban de acuerdo con los nuevos cambios.
A esa reunión se sumaron Omar Tobío y Jorge Blanco, de la Universidad de Buenos Aires, quienes acordaban con la reforma impulsada por el Ministerio de Educación; y, por otra parte, Omar Gejo y Ana María Liberali, pertenecientes también a la UBA y a la Universidad Nacional de Mar del Plata, quienes la rechazaban rotundamente.
A lo largo de varias jornadas de discusiones tan intensas como respetuosas, la mayoría de los profesores mostró un absoluto desacuerdo con todo lo impuesto desde el aparato estatal. Y eso se debía a varias razones. Una de ellas tenía que ver con cuestiones epistemológicas, ya que consideraban que la Geografía era indivisible y por lo tanto, no era lógico que sufriera semejante atomización; por otra parte, con esto se avecinaba la decadencia en la formación de los estudiantes, por no poder aprender y relacionar temas de carácter físico con los sociales y los económicos, además de abandonarse gran cantidad de contenidos; y en tercer lugar, no menos importante, aunque tal vez visto como corporativista, veían disminuir sus fuentes de trabajo, porque las asignaturas nuevas podían ser dictadas tanto por profesores del área como por abogados o maestros que asistieran a algunos cursos dictados oportunamente a tal efecto.
Pero a pesar del entusiasmo y la energía que los docentes secundarios habían puesto durante su Encuentro Anual, el hecho era que presentaban una gran debilidad y discontinuidad en sus acciones, por lo que se hacía necesario concentrar los esfuerzos, mediante la conformación de una agrupación que pudiera continuar trabajando permanentemente en pos de los objetivos propuestos.
Pocos días después, en Buenos Aires, se convocó a una asamblea inmediata, que se llevó a cabo el jueves 25 de mayo, aprovechando que en la Argentina era feriado por ser el día del Primer Gobierno Patrio. Y allí, tal cual en 1810, se consumó todo lo vivido en la Semana de Mayo, quedando constituido de hecho el Centro de Estudios Alexander von Humboldt.
Si bien estos temas ya se habían venido tratando entre geógrafos de diferentes universidades desde un tiempo atrás, en bares de Buenos Aires y de Mar del Plata que habían funcionado como la “Jabonería de Vieytes”, donde se discutía hasta altas horas de la noche, sin duda, el Encuentro de Villa Carlos Paz se había constituido naturalmente en un Cabildo Abierto, acelerando la decisión de crear una organización con el fin de “hacer Geografía”, concebida como una ciencia social, pero disciplina en sí misma, con objeto y método propio. A la vez se pretendía tender un puente entre los docentes de las escuelas, los investigadores de las universidades y los geógrafos que trabajaban profesionalmente en empresas estatales o privadas, tratando de romper la barrera que siempre había existido entre ellos, como además incluir a quienes, desde otras disciplinas, contribuyeran a hacer Geografía.
Y ese 25 de mayo de 1995, Ana Marías Liberali tomó el papel de Mariquita Sánchez de Thompson ofreciendo su casa de la calle Bogotá en el barrio de Caballito como lugar de reunión, participando activamente de todas las decisiones.  Fue ella quien propuso el nombre de Alexander von Humboldt, por ser una figura representativa de la concepción de la Geografía que se pretendía defender, no sólo por establecer la relación entre clima, flora y fauna, sino por las denuncias que él había hecho frente a la trata de la que eran víctimas los pobladores originarios de América por parte de los blancos europeos; y además, por la importancia de conocer y reconocer el terreno que este científico-viajero había demostrado para hacer Geografía.
Mientras tanto Omar Gejo consideró que la primera acción que se debía llevar adelante era la de tener una publicación, es decir, contar con una manifestación escrita, material, tangible, que perdurara en el tiempo, del movimiento que se estaba emprendiendo. Y la idea era abrirla a la comunidad geográfica nacional, con artículos provenientes de diferentes geografías, aun cuando no coincidieran con la causa. Y pensando en voz alta dijo que se debía editar una revista de Geografía. Y como la Geografía era mucho más que la ciencia del espacio, sino que también contenía al tiempo, debería llamarse Meridiano, que es la coordenada que determina a ambos.
Se formó así la Primera Junta de Gobierno del Centro Humboldt, bajo la dirección de Juan Roberto Benítez, quien ejerciera el rol de Cornelio Saavedra, mientras que el lugar correspondiente a Mariano Moreno lo ocupó Humberto Voltolini quien fue nombrado secretario.
No fue necesario enviar emisarios a caballo ni en carruajes porque a través del boca en boca, en forma presencial o a través de las líneas telefónicas, pudieron ser difundidos los acontecimientos. Y mucho antes de lo que ocurriera históricamente a nivel nacional, se formó la Junta Grande, ya que en dos meses había representantes de todos los departamentos de Geografía del país que se estaban sumando.
Los primeros días de agosto, a poco más de dos meses de la creación del Centro Humboldt, apareció Meridiano – Revista de Geografía, dirigida por Omar Gejo, y con un comité editorial integrado por Ricardo Oscar Agüero (Universidad Nacional de Río Cuarto), Ana Amelia Álvarez (Universidad Nacional de Cuyo), Julio Anguita (Universidad Nacional del Comahue), Juan Roberto Benítez (Universidad de Buenos Aires), José María Cóccaro (Universidad Nacional de La Plata), Oscar Víctor Crespo (Universidad Nacional del Sur), Elba Kloster (Universidad Nacional del Comahue), Ana María Liberali (Universidad Nacional de Mar del Plata), Jorge Alejandro Martínez (Universidad de Buenos Aires), Ana María Santucho (Universidad Nacional de la Patagonia), Alejandro Socolovsky (Universidad Nacional de La Pampa), Nidia S. Tadeo (Universidad Nacional de La Plata) y Guillermo Ángel Velázquez Universidad Nacional del Centro).
 

Primer número de MERIDIANO
con la portada de Iruya (provincia de Salta - Argentina)

 
Debido a que entre los días 31 de julio y 5 de agosto se realizara en La Habana el V EGAL (Encuentro de Geógrafos de América Latina), MERIDIANO fue conocida primero en Cuba y México, y por colegas de casi todo el resto de América Latina, quedando pendiente su difusión en la Argentina.
La primera presentación formal tuvo lugar durante el mes de setiembre en el departamento de Geografía de la Universidad Nacional del Sur, en la ciudad de Bahía Blanca, en un evento organizado por Osvaldo Crespo y Ana María Petagna.
Al mes siguiente, Ana Álvarez y María Estela Furlani se encargaron de recibirla en la ciudad de Mendoza, en el departamento de Geografía de la Universidad Nacional de Cuyo.
Y días después, Elba Kloster y Julio Anguita hicieron lo propio en el departamento de Geografía de la Universidad Nacional del Comahue, en la ciudad de Neuquén.
Después de esa mini-gira nacional, MERIDIANO fue llevada a cada reunión científica donde asistieran sus integrantes.
 

 

 

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