A principios de la década del `90, en la Argentina se
había iniciado una reforma educativa que había dado lugar a la promulgación de
la denominada Ley Federal de Educación en abril de 1993, que, entre otras tantas
cuestiones, modificaba radicalmente no sólo las formas sino también los
contenidos de varias asignaturas dictadas en la escuela secundaria.
En el caso de la Geografía, se la había dividido en
dos grandes áreas. Los aspectos físicos, absolutamente disminuidos, pasaron a
formar parte del bloque de las Ciencias Naturales; y los temas socioeconómicos,
habían sido incluidos en una asignatura mayor, denominada Ciencias Sociales,
donde también quedaban insertos contenidos de Historia y de Educación Cívica.
La comunidad geográfica universitaria se encontraba
dividida al respecto. Algunos geógrafos aceptaron la propuesta y contribuyeron
tanto a la elaboración de los nuevos textos como al dictado de los cursos de
actualización destinados a los docentes de las escuelas. Mientras que otros, se
negaban a la mutilación de una disciplina tan rica y esencialmente integradora
como lo es la Geografía.
Sin embargo, tanto por parte de unos como de otros,
existía un desconocimiento absoluto acerca de la postura de los profesores
secundarios, quienes día a día formaban a los adolescentes que no
necesariamente continuarían con estudios superiores, siendo entonces la única
oportunidad para que tuvieran una visión geográfica general del mundo, y
específica de la Argentina.
Entre el 17 y el 20 de mayo de 1995 se realizó en
Villa Carlos Paz, provincia de Córdoba, el Encuentro Nacional de Profesores de
Geografía, que tenía lugar todos los años en diferentes puntos del país, donde
concurrieron gran cantidad de docentes de escuelas secundarias de todas las
jurisdicciones. Y en esa oportunidad, quienes estaban a la cabeza de la
organización eran los profesores Raúl Mercado y Claudio Caneto, quienes no
estaban de acuerdo con los nuevos cambios.
A esa reunión se sumaron Omar Tobío y Jorge Blanco, de
la Universidad de Buenos Aires, quienes acordaban con la reforma impulsada por
el Ministerio de Educación; y, por otra parte, Omar Gejo y Ana María Liberali,
pertenecientes también a la UBA y a la Universidad Nacional de Mar del Plata,
quienes la rechazaban rotundamente.
A lo largo de varias jornadas de discusiones tan
intensas como respetuosas, la mayoría de los profesores mostró un absoluto
desacuerdo con todo lo impuesto desde el aparato estatal. Y eso se debía a varias razones.
Una de ellas tenía que ver con cuestiones epistemológicas, ya que consideraban
que la Geografía era indivisible y por lo tanto, no era lógico que sufriera
semejante atomización; por otra parte, con esto se avecinaba la decadencia en
la formación de los estudiantes, por no poder aprender y relacionar temas de
carácter físico con los sociales y los económicos, además de abandonarse gran
cantidad de contenidos; y en tercer lugar, no menos importante, aunque tal vez
visto como corporativista, veían disminuir sus fuentes de trabajo, porque las
asignaturas nuevas podían ser dictadas tanto por profesores del área como por
abogados o maestros que asistieran a algunos cursos dictados oportunamente a
tal efecto.
Pero a pesar del
entusiasmo y la energía que los docentes secundarios habían puesto durante su
Encuentro Anual, el hecho era que presentaban una gran debilidad y
discontinuidad en sus acciones, por lo que se hacía necesario concentrar los
esfuerzos, mediante la conformación de una agrupación que pudiera continuar
trabajando permanentemente en pos de los objetivos propuestos.
Pocos días después, en Buenos Aires, se convocó a una
asamblea inmediata, que se llevó a cabo el jueves 25 de mayo, aprovechando que
en la Argentina era feriado por ser el día del Primer Gobierno Patrio. Y allí,
tal cual en 1810, se consumó todo lo vivido en la Semana de Mayo, quedando constituido de hecho el Centro de Estudios
Alexander von Humboldt.
Si bien estos temas ya se habían venido tratando entre
geógrafos de diferentes universidades desde un tiempo atrás, en bares de Buenos
Aires y de Mar del Plata que habían funcionado como la “Jabonería de Vieytes”, donde se discutía hasta altas horas de la
noche, sin duda, el Encuentro de Villa Carlos Paz se había constituido
naturalmente en un Cabildo Abierto, acelerando
la decisión de crear una organización con el fin de “hacer Geografía”, concebida como una ciencia social, pero
disciplina en sí misma, con objeto y método propio. A la vez se pretendía tender
un puente entre los docentes de las escuelas, los investigadores de las
universidades y los geógrafos que trabajaban profesionalmente en empresas
estatales o privadas, tratando de romper la barrera que siempre había existido
entre ellos, como además incluir a quienes, desde otras disciplinas,
contribuyeran a hacer Geografía.
Y ese 25 de mayo
de 1995, Ana Marías Liberali tomó el papel de Mariquita Sánchez de Thompson
ofreciendo su casa de la calle Bogotá en el barrio de Caballito como lugar
de reunión, participando activamente de todas las decisiones. Fue ella quien propuso el nombre de Alexander
von Humboldt, por ser una figura representativa de la concepción de la
Geografía que se pretendía defender, no sólo por establecer la relación entre
clima, flora y fauna, sino por las denuncias que él había hecho frente a la
trata de la que eran víctimas los pobladores originarios de América por parte
de los blancos europeos; y además, por la importancia de conocer y reconocer el
terreno que este científico-viajero había demostrado para hacer Geografía.
Mientras tanto Omar Gejo consideró que la primera
acción que se debía llevar adelante era la de tener una publicación, es decir,
contar con una manifestación escrita, material, tangible, que perdurara en el
tiempo, del movimiento que se estaba emprendiendo. Y la idea era abrirla a la
comunidad geográfica nacional, con artículos provenientes de diferentes
geografías, aun cuando no coincidieran con la causa. Y pensando en voz alta
dijo que se debía editar una revista de Geografía. Y como la Geografía era
mucho más que la ciencia del espacio, sino que también contenía al tiempo,
debería llamarse Meridiano, que es la coordenada que determina a ambos.
Se formó así la Primera Junta de Gobierno del Centro Humboldt, bajo la dirección de
Juan Roberto Benítez, quien ejerciera el rol de Cornelio Saavedra, mientras que
el lugar correspondiente a Mariano Moreno lo ocupó Humberto Voltolini quien fue
nombrado secretario.
No fue necesario
enviar emisarios a caballo ni en carruajes porque a través del boca en boca, en
forma presencial o a través de las líneas telefónicas, pudieron ser difundidos
los acontecimientos. Y mucho antes de lo que ocurriera históricamente a nivel
nacional, se formó la Junta Grande,
ya que en dos meses había representantes de todos los departamentos de
Geografía del país que se estaban sumando.
Los primeros
días de agosto, a poco más de dos meses de la creación del Centro Humboldt,
apareció Meridiano – Revista de Geografía, dirigida por Omar Gejo, y con un
comité editorial integrado por Ricardo Oscar Agüero (Universidad Nacional de
Río Cuarto), Ana Amelia Álvarez (Universidad Nacional de Cuyo), Julio Anguita
(Universidad Nacional del Comahue), Juan Roberto Benítez (Universidad de Buenos
Aires), José María Cóccaro (Universidad Nacional de La Plata), Oscar Víctor
Crespo (Universidad Nacional del Sur), Elba Kloster (Universidad Nacional del
Comahue), Ana María Liberali (Universidad Nacional de Mar del Plata), Jorge
Alejandro Martínez (Universidad de Buenos Aires), Ana María Santucho
(Universidad Nacional de la Patagonia), Alejandro Socolovsky (Universidad
Nacional de La Pampa), Nidia S. Tadeo (Universidad Nacional de La Plata) y
Guillermo Ángel Velázquez Universidad Nacional del Centro).
con la portada de Iruya (provincia
de Salta - Argentina)
Debido a que
entre los días 31 de julio y 5 de agosto se realizara en La Habana el V EGAL
(Encuentro de Geógrafos de América Latina), MERIDIANO fue conocida primero en
Cuba y México, y por colegas de casi todo el resto de América Latina, quedando
pendiente su difusión en la Argentina.
La primera
presentación formal tuvo lugar durante el mes de setiembre en el departamento
de Geografía de la Universidad Nacional del Sur, en la ciudad de Bahía Blanca,
en un evento organizado por Osvaldo Crespo y Ana María Petagna.
Al mes
siguiente, Ana Álvarez y María Estela Furlani se encargaron de recibirla en la
ciudad de Mendoza, en el departamento de Geografía de la Universidad Nacional
de Cuyo.
Y días después,
Elba Kloster y Julio Anguita hicieron lo propio en el departamento de Geografía
de la Universidad Nacional del Comahue, en la ciudad de Neuquén.
Después de esa mini-gira
nacional, MERIDIANO fue llevada a cada reunión científica donde asistieran sus
integrantes.